Presentaba un deterioro propio del transcurso del tiempo y su utilización para procesionar. Sus principales  patologías  fueron: suciedad acumulada, grietas, fisuras, ataque de insectos xilófagos, manchas diversas, desprendimiento de la policromía y mutilación del dedo anular de la mano izquierda, entre otras patologías.

Se comenzó por un registro fotográfico y documental. A continuación se procedió con la consolidación puntual de zonas con peligro de desprendimiento antes de su transporte al taller de restauración. Se continuó con el asentado de la policromía. Se procedió con la limpieza y sellado de grietas. El dedo lo realizó el escultor Ricardo Rico en su taller. Para finalizar se aplicó una capa de intervención y se estucaron todas las lagunas y se reintegraron. El proceso se finalizó con una protección final aplicada a pistola.